Drácula (1958)

Es hora de comentar un clásico entre los clásicos del cine de terror, después del primer paso dado por la productora Hammer films con "La maldición de Frankenstein" llega la consagración de toda una escuela con la revisión del texto de Bram Stoker "Drácula" (en América "Horror of Dracula" por eso de no rivalizar en derechos con la producción de la Universal de 1931).

Dentro de la extensísima filmografía del conde vampiro, nos encontramos ante un auténtico hito, la sensualidad y el color llega a la pantalla de mano del maestro Terence Fisher con la inestimable ayuda de Cristopher Lee, el actor que más veces interpretó al personaje. 

Una puesta en escena y fotografía reconocible por todos, junto con unos decorados cargadísimos, convierten la estética de este film y de todos sus sucesores en una auténtica carta de presentación, pero, por supuesto, no debemos dejar a un lado la gran novedad respecto a las anteriores revisiones cinematográficas del mito, el carácter sexual, la alegoría entre el mordisco del vampiro y la penetración, todo esto regado del rojo más vivo que se haya visto en una sangre hasta entonces, de hecho, la presentación de la película consiste en un travelíng laberíntico entre las catacumbas del castillo terminando en el ataúd del conde sobre el que caen gotas de sangre (no se sabe de dónde, pero eso es lo de menos).

Volvamos al carácter sexual, hasta la fecha las versiones del conde eran demasiado políticamente correctos, con Fisher, el escote llama a la puerta, en concreto la primera presentación de un vampiro en la cinta es femenina, marcando claramente el camino a seguir pero sin entrar en la ordinariez en el que derivó la productora en sus años de decadencia.

Centrándonos en la propia cinta, evidentemente no es fiel al libro de Stoker, como todas las versiones hasta la fecha, no se que tipo de interés secreto y pseudocabalístico existe en no hacer una versión fiel al libro, además este es genial ...

La atmósfera que consigue crear Fisher es fantasmagórica e inquietante, perfecta en las tabernas del pueblo y mucha culpa la tiene un excepcional Peter Cushing como el mejor Van Helsing de la historia (mucho mejor que el histriónico Anthony Hopkins). Quizás, por ponerle alguna pega, el final es demasiado rápido, aunque lo tengamos todos en la retina para siempre.

Excelente revisión del mito, pero no la mejor.

PUNTUACIÓN: 8,5

Juanma

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