Sígueme el rollo (2011)

No hay sorpresas. Malísima cinta del malísimo Adam Sandler y
de la escuálida Jennifer Aniston.
Lo cierto, es que no se puede esperar nada bueno, cuando entra en juego el eterno niño grande, que solo gusta de disfrazarse de sí mismo o hacer sketch de carácter escatológico. Sin embargo, aquella tarde, la opción de una cinta insulsilla,  que te despejara la mente, y que no la hubiésemos visto hasta la saciedad, hizo que se cruzara en nuestras vidas.

Una pareja de actores con menos química que el huevo de una gallina, una historia difícil de creer y por supuesto un desenlace pésimo.

La sinopsis es la siguiente: Adam es un cirujano, que en uno de sus eternos revival, disfazado como siempre de años 70 ( ¿Que le pasa a este hombre con las chorreras??), es plantado por su prometida poco antes de la boda, por lo que nunca más creerá en el amor, y del que se aprovechará usando el anillo de boda, hasta que conoce a Palmer, la que parece ser su verdadero amor.
El deberá conquistarla, sobre un castillo de mentiras que se irá haciendo cada vez más grande, para que lo pedirá ayuda a su ayudante (¿Adivináis quien es?????)
Por supuesto, la Jenni, es madre soltera y con un punto pretty woman. Me explico, la maternidad le impide ir bien vestida, bien peinada, con ropas buenas.... así que tras una pequeña, pequeñísima, casi imperceptible transformación después, inician la gran mascarada.
Durante el viaje, tendrá que cargar con un amigo muy pesado, la faceta paterna se irá puliendo en Adam, hasta descubrir dónde está su verdadera media naranja.

Cabe resaltar la aparición de Nikole Kidman, como figurante del museo de cera. Lo de esta mujer y el botox, roza lo Franqueniano.

Por lo que inrecomedable cinta, sólo apta para un domingo de resaca, con las persianas bajadas y los ojos cerrados.

Puntuación: 4
Kela 


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