Una película de Robert Redfort en el papel de dirección. Ya con este precedente, quizás nos cueste menos enfrentar un título tan manido como el que ostenta esta cinta.
El tema es el siguiente; el magnicidio de Abraham Lincoln.
De todos es sabido, el gusto de los americanos, por ensalzar a su patria y a sus presidentes pasados, ya fueran buenos, malos o regulares. Eso de todo tiempo pasado fué mejor, se cumple a pies juntillas.
Sin embargo, el sexagenerio (creo) actor y director R.R, da una vuelta de tuerca al espíritu americano, poniendo en tela de juicio, las bases sobre las que se constituyeron el grandisos E.E.U.U.
Un cinta que se vale de un hecho histórico, como fué el injusto juicio a Mary Surrat, para intentar hacer recapacitar sobre las garantías procesales que sustentan, o no la integridad de un estado. Os suena ¿verdad?.
En una época, en un país, dónde parece que todo vale (Guantánamo, invasiones, guerras,) Redfort nos hace pensar, y nos avisa, nada está inventado, todo se repite, así que intentemos aprender de nuestros errores. Pero, ¡Ay! que sería de nosotros, si no cayesemos, dos, tres,cuatro e infinitas veces en la misma piedra.
Una fotografía precisosa y una ambientación muy sólida, que si bien, no creo que la hagan merecedoras de ningún oscar, se perfila cómo una de las mejores alternativas de este otoño-invierno a la vista de la cartelera actual.
Muy bien Robin Wright en el papel de Mary Surrat, sobre todo, por la poca estima que, esta persona que escribe, le tenía .
Puntuación ;7,5
Kela
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